Editorial

Maldita Policía
Por: Javier Estevez

El pasado fin de semana, el staff de “Prensa Pirata”, se hizo presente en la ciudad de Mar del Plata para vivir lo que fue la fiesta de la presentación en vivo de “Civilización”, el nuevo disco de los Piojos.

En un marco imponente, la banda del Palomar reventó el estadio Polideportivo, con dos presentaciones, en las cuales se pudieron disfrutar de temas nuevos y también revivir viejos clásicos del grupo.

Si bien el ritual se cumplió a la perfección, no todo fue tan ameno como parece. El público piojoso que se movilizó hasta la Feliz, tuvo que soportar nuevamente el mal trato y el mal accionar de la siempre inoperante Policía Bonaerense.

Este cuerpo uniformado, que nada tiene que hacer en un lugar donde jóvenes y no tan jóvenes se convocan para disfrutar de la música, se encargó de los cacheos previos, los cuales en ningún recital de Rock del país son efectuados por personal policial, sino por gente dispuesta por la organización del evento.

El problema no fue que se hicieron cargo de los cacheos, sino que el inconveniente estuvo en las formas, ya que chicas y chicos fueron maltratados física y verbalmente como si fueran delincuentes.

La gente del rock nada tiene que ver con la delincuencia, sino todo lo contrario, son como tribus que se aglomeran en un ritual de paz, despertando todos sus sentidos en forma de hermandad con el prójimo, al cual desconoce pero toma como propio.

Una persona por el solo hecho de tener en la sangre en síndrome del rock, tiene que llegar a un cacheo para sacarse todo lo puesto (mochilas, abrigos, zapatillas, etc) y dar explicaciones del porque lleva dos camperas en este “cálido agosto marplatense”.

La policía se podría dedicar a combatir el crimen y no a perseguir, como si fueran reos, a pibes que van a un Show de Rock and Roll, a los que ante cualquier intento de discusión, (discusión no significa resistencia), eran sacados del cuello al costado de la calle, a los golpes y propinándoles insultos de toda índole.

El uniformado es muy hombre para agarrar del cuello a una chica de 15 años, pero le falta valentía para proteger a las misma de los violadores que son moneda corriente en esta hermosa y segura provincia que tenemos.

También, tienen mucho ojo para detectar a alguien que posee marihuana, pero hace la vista gorda ante los narcos y punteros que le ponen la papota y andan a la luz del día por las calles bonaerenses y por toda nuestra nación.

Por otro lado, puedo recordar que esta policía, todavía sigue buscando a el “Loco de la Ruta”, y el “Acecino de Camet” los cuales se cansaron de matar y violar mujeres en sus narices.

De esta forma, persiguiendo a inocentes o mandando mensajes de texto mientras pibes de 11 años chorean a los comerciantes en pleno centro de la Feliz, es como operan quienes deberían cuidarnos y estar a nuestro servicio.

Asimismo, está claro que la “Maldita Policía” se cree más persona que alguien que escucha rock solo porque tiene una placa y un arma, con la impunidad del poder trata de inadaptados a quienes se rompen el alma laburando para poder seguir a una banda.

También creen que el pueblo roquero es una escoria de la sociedad, desde aquí los invitamos a mirarse al espejo, reflexionar y fijarse quien es más escoria, alguien que trabaja y disfruta de la música, o alguien que prefirió no trabajar y convertirse en policía para hacerse matar por un sueldo.

Desde prensa pirata no queremos dar un mensaje anárquico de descontrol, sino llamar a la reflexión a quienes manejan estos cuerpos, para que instruyan a estos animales con pistolas que juegan al Robocop, pero que luego lamentan el odio social que mucha gente tiene para con ellos, cuando un policía debería ser respetado por el simple hecho de que es quien nos cuida.

Por último, hoy se puede afirmar que existe algo peor que la Policía Federal......... La Policía Bonaerense.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De acuerdo en lineas generales, pero ojo con vitimizarse, hay que reconocer que detras de estos eventos se esconden intereses "Non Santos", dificiles de detectar y que se mimetizan y escudan detras de los que cocurren a lo que debería ser un simple recital.
Joaquín.